Doña Inés:
No, heme ya aquí,
Don Juan; mi mano asegura
Esta mano que a la altura
Tendió su contrito afán,
Y Dios perdona a Don Juan...
(Dios irrumpe en la sala para sorpresa de los actores, el público y hasta del autor)
DIOS:
¡Yo no perdono a nadie!
Don Juan:
¡Pero Dios clemente! (Mira a Doña Inés sin comprender)
DIOS:
Mil veces se cometió tu fechoría
Y otras mil te di lugar en el Cielo...
¡ESTA OBRA YA NO TIENE PERDÓN DE DIOS!
(Inmediatamente al decir estas palabras, todos los libros de Don Juan Tenorio sangraron tinta y lloraron palabras de culpa)
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